El hombre se muestra, desde sus orígenes, como un ser activo y productivo.
La capacidad activa y productiva del hombre se realiza en el trabajo.
Mediante el trabajo, el hombre transforma la naturaleza y se transforma a sí mismo.
El hombre siempre ha trabajado en grupo, de forma que el trabajo ha sido también un instrumento transformador de las relaciones sociales.
En el trabajo el hombre se realiza también como especie, como ser genérico. La historia del hombre es la historia del desarrollo creciente de sus posibilidades y al mismo tiempo de una creciente alienación.
